En las sociedades occidentales modernas, cada vez es mayor el número de familias en las que solo uno de los padres convive con los hijos de manera habitual, esporádicamente en algunas de estas familias, a los niños pasan unos pocos días con el otro progenitor. Frente al concepto de familia tradicional de antaño, en el que padre y madre vivían juntos en el domicilio familiar repartiéndose las funciones del cuidado de los hijos, han surgido nuevas unidades familiares.
Además de las familias mono-parentales, también hay muchas familias reconstituidas, resultado de segundas uniones o matrimonios donde conviven hijos de cada uno de los miembros de la pareja y a veces también hijos comunes de la nueva pareja. A estas nuevas familias, se añaden otras unidades familiares en las que algún familiar de la pareja, ascendiente, padre, madre o hermano vive en el domicilio familiar.
¿Qué nos ha pasado? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Sin querer ser exhaustiva en las razones, tan solo mencionaré algunas que han influido en los nuevos modelos familiares, entre otras: el cambio en factores socioculturales de fondo en la sociedad actual, ha producido una mayor movilidad y velocidad en todos los ámbitos, también el avance tecnológico y esa sensación de cambio permanente en la que vivimos, junto a la libertad personal a toda costa y la pérdida de valores como el altruismo, ha producido actitudes cada vez más individualistas, que ha propiciado rupturas y divorcios.
El aumento en el número de divorcios en las últimas décadas ha sido alarmante y continuo, en USA la cifra de divorcios está en un 40{df1715d9fb3e5a254bc0073a8f1bc00a9d804787e7a525cbaf2900e2251832e3}, en España estamos ya casi en un 30{df1715d9fb3e5a254bc0073a8f1bc00a9d804787e7a525cbaf2900e2251832e3}.
El resultado del gran número de divorcios y de los cambios de modelos, actitudes y roles, hace que muchos niños tengan padres divorciados, lo cual produce múltiples problemas de ajuste a las nuevas unidades familiares, encontrando a menudo niños, que no son capaces de adaptarse a su nueva realidad.
Algunos de los problemas a los que se enfrentan las nuevas unidades familiares y que sufren de un modo más acusado los niños son:
Todos estos problemas pueden influir en el niño produciendo tristeza, ansiedad, disminución del rendimiento académico y problemas de conducta entre otros, resultando diferente el efecto en función de la edad del niño, tal vez la edad más problemática sea entre 6 y 12 años, en el caso de los adolescentes también se producen fuertes resistencias y desorientación que pueden afectar a sus expectativas y relaciones futuras.
Los padres son responsables de explicar a sus hijos la nueva situación, de hacerse entender independientemente de su edad, de tranquilizarles y transmitirles siempre seguridad y apoyo. Resulta muy importante, sobre todo en niños pequeños que los padres expliquen que ellos, los niños, no son responsables en ningún caso de la ruptura de sus padres.
Asimismo, resulta vital que los niños sientan que sus padres, van a seguir siendo sus padres, que van a seguir ocupándose de ellos y que tan solo se han divorciado como pareja, por lo que el niño va a seguir teniendo dos padres que se ocuparán de él. Lamentablemente, los egos, venganzas personales y rencores varios, de muchos progenitores impiden este normal desarrollo de la crianza de los niños una vez se produce el divorcio.
Respecto a la nueva entidad familiar, habrá que establecer reglas de convivencia y respeto entre los miembros de la nueva familia, tanto los biológicos como los otros miembros ahora incorporados.
En algunos casos, particularmente en divorcios traumáticos y/o en los que la actitud hostil de uno de los padres o de ambos progenitores entre ellos, produzca enfrentamientos. También en casos de abandono manifiesto de uno de los padres, será de gran ayuda contar con apoyo psicológico tanto para los niños como para los padres, esta ayuda profesional, les permitirá entender la situación, asumiendo su nueva realidad y les dará estrategias de relación más adaptativas.
No podemos huir de nuestro tiempo, formamos parte de este entramado psico-sociocultural en el que nos ha tocado vivir, pero si podemos aprender a adaptarnos de una forma más adecuada para evitar sufrimiento innecesario y poder tener vidas más plenas y felices.
Citando a Faulkner: «Inteligencia es el poder de aceptar el entorno»
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Los retos y las oportunidades que nos ofrece la vida, nunca son absolutos. Siempre caben alternativas, para decidir cual nos conviene más, necesitamos contar con aliados, casi incondicionales, esa es la familia, tenga la forma que tenga.
Gracias, por poner en valor a todas ellas.