EL ENVEJECIMIENTO FÍSICO Y MENTAL, el inexorable paso del tiempo.

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EL ENVEJECIMIENTO FÍSICO Y MENTAL, el inexorable paso del tiempo.

Papá ¿cuándo sé es viejo? Desde los ojos de un niño casi cualquiera es viejo, sus padres son mayores, sus abuelos son viejos. Él está empezando a vivir y todavía no tiene la medida del tiempo.

Según nuestra edad y el momento de nuestra vida variará nuestra perspectiva, pero ¿cuándo empezamos a envejecer?, biológicamente hablando, se estima que es en la tercera década de vida, cuando desciende la producción de ciertas hormonas, aumenta el peso, y se enlentece el metabolismo. A nivel mental, algunos estudios como el del Hospital Paul-Brousse de París, publicado en enero de 2012, señalan que el declive comienza a partir de los 45 años.

La mayor esperanza de vida, especialmente en los países desarrollados y factores individuales, hará que el proceso de envejecimiento comience antes o después en cada caso y sea más o menos evidente, si bien, el avance del tiempo resulta inevitable para todos.

Durante este largo proceso de envejecimiento, acontecen una serie cambios que afectarán distintas áreas de nuestra vida, las más importantes serán:

Modificaciones funcionales y anatómicas en los órganos de los sentidos (vista, oído fundamentalmente) y en el sistema nervioso.

Modificaciones en las funciones mentales a nivel cognitivo (memoria, agilidad, reflejos).

Modificaciones en la afectividad/estado de ánimo.

El envejecimiento conlleva cierto deterioro a nivel físico, problemas en la vista, dificultades a nivel óseo y articular etc., que limitan a menudo la actividad diaria, no obstante, vamos a centrarnos más en los elementos cognitivos, qué cambios se producen y en otros cambios sociales asociados al envejecimiento.

Los cambios en la edad tienen un marcado efecto en el aspecto psicológico de la persona. Al ir cumpliendo años, también se enfrenta a las expectativas que tenía sobre lo que quería haber hecho o lo que quería tener, para cuando cumpliera los 40 o cuando llegara a los 60, y tal vez descubre que no ha logrado sus objetivos y ya está cerca de la edad de la jubilación. Esto pudiera producir cierto desasosiego, tristeza o incluso depresión.

Considerando las capacidades cognitivas por separado, podemos encontrar:

La inteligencia. Se mantiene estable durante la etapa de la vejez, aunque generalmente se produce un enlentecimiento y un aumento del tiempo de respuesta frente a un problema y dificultades en la concentración. No es hasta a partir de los 70 años que se apreciarán cambios importantes.

La Memoria. La memoria inmediata, de trabajo, se mantiene bastante bien, la memoria a largo plazo también se mantiene conservada. Es la memoria reciente la que empieza mostrar déficits, produciendo pequeños olvidos y despistes, es quizás esta la muestra más característica de los cambios cognitivos.

El Procesado de la Información. Se produce un enlentecimiento general, que también puede afectar a las respuestas. Pudiera deberse a un estado de ánimo negativo, ansiedad o preocupación por diversos factores.

El lenguaje. La capacidad de lenguaje se mantiene, aunque puede ser más lento.

Estado emocional. La vejez suele está marcada por pérdidas familiares, laborales, sociales, físicas, etc. El estado de ánimo puede verse afectado, aunque dependerá de la personalidad del individuo y de su capacidad para enfrentarse a los cambios y retos que se le presenten.

En este proceso de envejecimiento se producen una serie de cambios sociológicos:

Cambios en el rol individual. Podría perder a su pareja por muerte, tal vez cambiar de hogar, la mayor fragilidad, enfermedad y dependencia podrían propiciar esos cambios.

Cambios en el rol social. La jubilación, podría hacer que sus relaciones sociales se reduzcan, también podría afectar a sus relaciones familiares, aumentando la distancia intergeneracional.

La vida está llena de cambios y pérdidas, desde que nacemos hasta que morimos, dejamos de ser niños, acabamos la escuela, perdemos la juventud, a veces el empleo, amigos que se quedan en el camino, personas amadas que fallecen… cada pérdida supone un duelo, que debemos hacer y asumir, continuando y avanzando en nuestra vida. Entender las limitaciones lógicas de la edad, sin dejar de realizar las tareas que podemos, tal vez requiera un cambio de ritmo y expectativas.

El tiempo es inexorable y se dirige inevitablemente hacia delante, no podemos recuperar el tiempo perdido, ni volver atrás, sin embargo sí podemos dar más vida a nuestros años, podemos intentar mantenernos saludables, física y mentalmente hablando, el instaurar buenos hábitos de vida cuanto antes, mejorará notablemente nuestra vejez.

Una alimentación variada y adecuada según la edad y circunstancias, ejercicio moderado y una mente activa, fomentando el interés por aprender nuevas cosas, por mejorar destrezas ya adquiridas, por realizar tareas agradables, teniendo ilusiones realistas … mejorará nuestro estado de ánimo y nuestra apreciación del momento en que estamos viviendo.

“Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.” Ingmar Bergman.

1 Comment

  1. Fernando dice:

    Al nacer y mientras crecemos antes de llegar a la autonomía personal plena, necesitamos imperiosamente al grupo de referencia, más concretamente a la familia o cuando esta, por cualquier causa, falla a las Instituciones sustitutas. Todos damos por supuesto que es así y nos parece bien que así sea, es nuestro pacto natural y, a la vez, social asumido mayoritariamente.
    Entre los adultos, urgidos por la competitividad y el enfrentamiento vital para el reparto de unos recursos económicos, que por definición resultan escasos siempre, la ayuda mutua y el apoyo desinteresada quedan reducidos y muy limitados al grupo de personas más afines o dejan de ser tenidos en cuenta como motivos para nuestra vida personal.
    En la vejez, cuando nuestra fuerza física decae, cuando nuestras capacidades intelectivas merman o desaparecen, cuando somos poco competitivos profesionalmente, y dejamos de importar a nuestros semejantes, la familia vuelve a ser relevante para nosotros, poco a poco se va haciendo muy necesaria y finalmente imprescindible, por desgracia no siempre podemos contar con los nuestros, para que alivien este tránsito que nos lleva de la autonomía personal plena a la dependencia casi absoluta.
    A pesar de conocer esto, la sociedad no ha sabido dotarse de los recursos necesarios para que todos, los que tienen recursos propios y los que no los tenemos, podamos envejecer con la dignidad suficiente. No hemos sido capaces de crear un pacto social que defienda la vejez como defendemos la infancia. Sin duda cada persona es responsable de las decisiones que ha ido tomando en su vida, y por lo tanto ha de afrontar las consecuencias que provocan aquellas, pero al llegar la vejez todo se relativiza, y como miembros de una sociedad justa deberíamos ser capaces de ver en cada persona mayor una vida humana que merece el máximo respeto y la dignidad absoluta.

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