Apenas hace unos años, mi hija correteaba por el parque mientras yo la perseguía para evitar se perdiese, ahora es una hermosa joven de casi tres décadas que vive por su cuenta, mis padres, antes activos e independientes, se han convertido en ancianos y bastante dependientes.
En los países desarrollados se ha producido un importante aumento en la expectativa de vida, en Europa, la expectativa de vida es: España: 83,1 años, Suiza: 82,1 años, Italia; 82,7, Francia: 82,4 …, en los primeros puestos. Esta situación ha planteado un importante reto en la mejora de la calidad y condiciones de vida de los adultos mayores.
No podemos parar el tiempo, es inexorable, su ley se impone y todos pagamos la factura. Las arrugas se instalan, el pelo se vuelve cano y más escaso, la figura cambia … estos son tan solo algunos de los cambios que se producen poco a poco en la vejez, sin embargo los cambios van más allá de la estética e implican aspectos tanto físicos y de salud como psicológicos y sociales.
La sociedad actual rinde culto a la belleza y la juventud, lamentablemente la transformación que produce el paso del tiempo, cuesta ser aceptada y asumida tanto a nivel personal como socialmente. Además, los efectos a nivel cognitivo, como el declive en la memoria de trabajo, la memoria reciente que disminuye con el paso del tiempo, hacen que los ancianos sean más lentos en sus acciones y respuestas, produciendo a menudo frustración en ellos mismos y los que con ellos tratan. No obstante, tomar conciencia de que es un proceso normal y aceptarlo, ajustando las actividades a las capacidades del momento, bajará en gran medida la frustración y angustia.
Según encuestas de salud, muchas personas mayores desarrollan cuadros depresivos, estados ansiosos, problemas de estrés y trastornos cognitivos diversos. Es uno de los colectivos con mayor incidencia de estos problemas. Los mayores que más se deprimen, son los hospitalizados y los que residen en residencias de ancianos, sin querer con esto atacar a estas instituciones, necesarias y que en su mayoría, hacen un trabajo impecable. Además son las mujeres en contraste con los hombres, las que más se deprimen.
Ante estos datos que ponen de manifiesto un problema real que se produce en la últimas décadas de la vida de las personas, nos preguntamos ¿hay algo que podamos hacer? Felizmente, aunque no podemos parar el tiempo, sí podemos hacer que el envejecimiento sea más saludable y para ello hay que prepararse e implicarse de manera activa cuanto antes.
Rocío Fernández- Ballesteros, psicóloga, Directora del Grupo de Investigación EVEN (Evaluación y Envejecimiento) de la Universidad Autónoma de Madrid, indica “Envejecer bien no es una cuestión de azar, como tampoco lo es algo genético e inmodificable. Existe una enorme variabilidad en las formas de envejecer de la misma manera que existen múltiples formas de vivir”.
Entonces ¿cómo envejecer bien? no hay una definición general que indique lo que envuelve, si nos referimos a la definición de la OMS (Organización Mundial Salud), se define salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente no ausencia de afecciones o enfermedades.
Los expertos en esta área coinciden que el envejecimiento activo, es un concepto biopsicosocial, por lo que implica más que mantener una buena salud física, abarcando también aspectos psicológicos y sociales.
En muchas ciudades españolas, desde hace años los ayuntamientos han puesto en marcha centros de mayores, donde se ofrecen actividades variadas para la promoción, mejora y mantenimiento de aspectos físicos, conductuales, de funcionamiento cognitivo, así como de participación social, que completan la oferta que a nivel gubernamental se ofrece para actividades de ocio y culturales (viajes y excursiones).
Entre las recomendaciones y actividades propuestas para un envejecimiento saludable estarían:
Hay mucho que se puede hacer para dar calidad a los años de vida, al fin y al cabo “vivir es envejecer” y todos y cada uno de nosotros, nos veremos antes o después en esa misma situación, aceptar y asumir que es inevitable, adaptando nuestras expectativas y acciones a la nueva situación, nos evitará un desgaste y angustia innecesario.
Sacar el mejor partido de cada situación, disfrutando de las cosas que aún podemos hacer, en vez de lamentar lo que hicimos y ahora nos resulta imposible, nos dará una sensación de bienestar y hará que podamos disfrutar de nuestra vejez más saludablemente.
“Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será” Miguel de Unamuno.
2 Comments
Fantástico artículo,centrarnos en un futuro en vez de quedarnos anclados en el pasado es el mejor consejo para envejecer bien.
Sin duda es posible envejecer bien si somos capaces de suplir nuestra perdida de facultades y aptitudes con el apoyo que nos proporcionan aquellos que, siendo más jóvenes que nosotros y gozando de recursos propios, nos quieren. El problema radica en la situación de los mayores que carecen de esa ayuda familiar o del grupo de afines. Envejecer en soledad es un riesgo, la sociedad, las Instituciones han de suplir la carencia de estas personas, no pueden mirar hacia otro lado.