Vivimos en un mundo cambiante, lleno de presiones, estímulos de todo tipo. Los que ya tenemos varias décadas de vida, miramos atrás y recordamos nuestra infancia, qué hacían nuestros padres, qué ocurría en nuestro colegio, en nuestro barrio y en la mayoría de los casos, encontramos grandes diferencias con lo que ahora como padres, hacemos con nuestros hijos. ¡Cuán diferentes son ahora los colegios ¡y ¡Cuán distinta la forma en qué se relacionan nuestros hijos¡
¿Es ahora más difícil educar? ¿Tenemos más recursos que antes? ¿Lo hacemos mejor? Y lo más importante de todo ¿serán nuestros hijos más felices y estarán mejor educados?.
Hay que considerar que somos seres complejos, biopsicosociales, por lo que en la educación de los niños y en sus resultados, influirán tanto los factores físicos del niño, como sus aspectos psicológicos y todo el entorno social, tanto familiar como escolar que le rodean, en los primeros años de vida, son estos dos ámbitos los de mayor influencia, de ahí la importancia de cooperar padres y educadores.
Empecemos con las expectativas ¿Qué esperas de tu hijo? ¿Cómo te gustaría que fuese? ¿Cómo le ves? Algunos quieren que sus hijos sean lo que ellos son, “Manuel será ingeniero como yo”, o “quiero que Maria estudie y saque una carrera porque yo no puede hacerlo” o “Raúl tiene que seguir con el negocio familiar”…
No olvides, que las expectativas que tenemos van a determinar el modo en que les vemos e influir en nuestra valoración sobre lo que hacen, además pueden condicionar en gran medida lo que nuestro hijo hará, impidiendo que haga otra cosa y esto sucede tanto en positivo como en negativo, por ejemplo: si nuestro hijo se porta mal en casa y/o en clase y de manera habitual le decimos “mira que eres malo”, ¡cuidado¡ podría quedar marcado con una etiqueta descalificativa, dificultando que sea alguien diferente de lo que le estamos diciendo que es.
En el colegio, un niño que tiene fama de “inquieto” o de “rebelde” en clase, al pasar de curso será tratado como tal y todo lo que haga, ya estará determinado por esa creencia, porque lo que se espera de él es negativo, llegando incluso a regañarle por cosas que no ha hecho. Es lo que llaman Efecto Pigmalión …Conozco casos en que estas “etiquetas” se han convertido en una autentica carga para el niño.
Siguiendo con este tema, es muy importante ayudarles a desarrollar su autoestima, para ello es necesario que tengan una imagen clara de sí mismos, sepan cómo son (autoconcepto) y que puedan tener confianza en ellos mismos, les ayudaremos a que puedan valorar sus logros y que puedan mejorar en la áreas de desarrollo.
Durante su desarrollo, hay otros problemas que algunos de los niños podrán sufrir, tales como:
La fobia escolar o el rechazo al colegio, es cuando un niño desarrolla ansiedad por tener que ir al colegio, esta fobia puede estar relacionada con profesores, cuidadores u otros compañeros. El niño puede manifestar síntomas somáticos, como dolor de estómago, nauseas o mareos, también podría afectar al descanso nocturno, produciendo un sueño inquieto.
En niños pequeños, sobre todo en los primeros años de la educación infantil, pudieran producirse algunos casos de TAS (trastorno de ansiedad de separación) a veces está relacionado con la fobia escolar antes indicada pero también podrían influir factores familiares, niños con apego inseguro, para quienes la separación de sus padres supone sufrimiento y desconcierto.
En los últimos años, parece haber un aumento importante del TDA-H (trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad), consiste en un trastorno en el que el niño no se concentra en las tareas, tiene una atención deficiente, en algunos casos hay un exceso de movimientos y agitación, incluso conducta desafiante, entre otros síntomas. Antaño, en la mayoría de los casos, hubiéramos dicho que se trata de un niño nervioso … lamentablemente, ahora hay un creciente aumento del deseo de diagnosticar con síndromes o trastornos cada cosa que sucede, como si ello ya arreglase el problema, por lo que probablemente las cifras que algunos indican del TDA-H son muy superiores a las que en realidad existen.
También, nos encontramos cada vez con más problemas por el acoso escolar o bullying, estaríamos hablando de maltrato psicológico, a veces también físico, sufrido por los estudiantes de distintas edades, por parte de otros compañeros, incluso en algunas ocasiones con la complicidad de profesores y/o cuidadores. Es escalofriante, oír periódicamente de casos en que niños han llegado incluso al suicidio por el acoso al que estaban sometidos. Se trata de un problema grave, en el que hay una gran responsabilidad de colegios y educadores.
Algunas fuentes indican que en España el 1,6{df1715d9fb3e5a254bc0073a8f1bc00a9d804787e7a525cbaf2900e2251832e3} de los niños y jóvenes sufren bullying de forma constante y un 5,7{df1715d9fb3e5a254bc0073a8f1bc00a9d804787e7a525cbaf2900e2251832e3} lo vive de forma esporádica.
Ante lo anterior, muchos padres se encuentran verdaderamente preocupados por sus hijos, no es sólo lo que ellos hacen en casa es también lo que ocurre en el colegio o en el grupo con el que se relacionan sus hijos.
Como decía Pepa Horno, querida colega y experta en infancia, “los niños están a la intemperie” , somos nosotros los padres, quienes les procuramos el cuidado y protección necesario contra todos esos factores externos, equilibrando la protección que les damos con, permitirles que, en función de su edad y capacidades, cada vez vayan asumiendo más responsabilidades, que les permitan crecer como personas, física y psicológicamente hablando.
Los padres educamos en valores, principios y con nuestro ejemplo, además de nuestras palabras, les mostramos qué hacer y cómo enfrentarse a los retos diarios. Educar a un hijo es un proyecto de años, en el que encontraremos muchos obstáculos y dificultades que superar, junto a muchas satisfacciones por sus respuestas y progreso.
A veces estarás cansado, frustrado, nervioso, perdido, no sabrás qué hacer ni cómo hacerlo y en algunas situaciones difíciles será necesaria la ayuda externa de algún profesional, ya sea profesor para refuerzo en ciertas materias escolares o de un psicólogo para temas de conducta, ellos se sumarán a vuestro esfuerzo para que el problema en cuestión se supere.
¡Ánimo no desesperes¡ tu esfuerzo valdrá la pena, recogerás lo que siembres.
Dedicado a todas las madres y padres que se esfuerzan día a día en el cuidado de sus hijos y sobre todo a ti C.
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